Biografía de J. N. Bialik

Especial para Judaica

Por: A. Cherkasky

No se ha establecido con certeza la fecha del nacimiento de Bialik aún cuando se admite generalmente como tal el día 10 de Tebet del año 1873. Vio la luz en la aldea de Radi, gobernación de Bolina, Rusia. Su padre era un hombre docto, dotado de vastos conocimientos esotéricos y exotéricos, pero pobre en extremo. Poseía una taberna, en la que vendía aguardiente a los campesinos, mientras, sentado ante el mostrador, estudiaba sin interrupción. Su retrato trázolo magistralmente Bialik en un hermoso poema publicado en 1932 bajo el título de “Mi padre”.

El padre de Bialik murió cuando el futuro poeta cumplió siete años; residían ya a la sazón en Zithomir, en el suburbio cristiano. Su madre, viuda sin recursos, trabajaba rudamente; para mantener a sus hijos se dedicaba a la fabricación de pan. La miseria de la niñez de Bialik y las penurias de su madre hallaron expresión en sus admirables poemas “Mi poesía” y “Mi madre, bendita sea su memoria”. Al poco tiempo, la madre de Bialik lo dejó a cargo de su abuelo paterno, judía piadoso y doctísimo. El abuelo lo convirtió en el padre espiritual del poeta, quien desde su primera infancia había demostrado poseer notables condiciones para el estudio.

A los doce años Bialik conocía ya a fondo obras como el “Guía de los descarriados” de Maimónides y el “Cuzary” de Judá Halevi. Profundizó el estudio de la cábala y de la legislación rabínica, solo, en la sinagoga, y también en compañía del “daian” (juez) de la ciudad. A la edad de catorce años obtuvo licencia rabínica, pero justamente en aquella época sintióse atraído secretamente por el movimiento de la Ilustración hebrea y empezó a estudiar el ruso. El primer libro en esta lengua que cayó en sus manos fue el de los poemas de Frug, los que causaron una gran impresión sobre el futuro poeta y ejercieron sobre él su influencia. Bialik empezó a pensar en irse a Berlín, para estudiar filosofía, pero terminó por dirigirse a la célebre academia talmúdica de Wolozhin, donde permaneció largo tiempo estudiando el Talmud y la literatura rabínica; al mismo tiempo, empero, estudiábanse también allí materias laicas y los estudiantes se sintieron muy influidos por el movimiento de Jibas Sion, por la novedosa doctrina de Ajad Haám y por la tendencia laico-ortodoxa predicada por Iaavetz.

Allí fue donde Bialik debutó como escritor con un artículo sobre Palestina. Fue el primer trabajo que publicó en el diario “Hamelitz”, bajo el título de “Ideas sobre la población israelita de Palestina”. Este artículo fue escrito a pedido de sus condiscípulos, quienes lo remitieron, sin que el autor lo supiera, al “Hamelitz”.

Un buen día, Bialik abandonó Wolozhin, yéndose a Odesa, la capital del movimiento de las Jibas Sión y el lugar de residencia de Ajad Haám, bajo cuyo influjo hallábase entonces Bialik. Éste tenía a la sazón dieciocho años, y lo cuenta él mismo, sintió que algo había madurado en él. A su arribo a Odesa entregó a Rabnitzky, para la publicación hebrea “Hapardes”, su poema “Al pajarillo”, escrito mientras estaba todavía en Wolozhin. Este poema le dio inmediatamente gran renombre, colocándolo a la cabeza de la poesía hebrea de su tiempo. Más tarde, Bialik regresó a Zhitomir, intentó dedicarse al negocio de bosques, pero no obtuvo éxito y retornó a Odesa, donde se consagró a la enseñanza del hebreo.

Desde entonces insertó poesías hebreas en diversas publicaciones, haciéndose cada vez más popular entre los cultivadores y lectores del hebreo. En Odesa concertóse una de sus más notables relaciones literarias; trabó una estrecha amistad, que duró toda la vida, con su fiel colaborador, admirador y compañero I. J. Rabnitzky, con quien fundó en sociedad una imprenta y la famosa casa editora “Moriah”. Años más tardes fundó con el mismo Rabnitzky, en Tel Aviv, la editorial “Devir”. Ambas casas editoras han desempeñado un inmenso papel en el resurgimiento y el en desenvolvimiento del hebreo y de su literatura.

En abril de 1903, inmediatamente después del pogrón de Kischiñew, dirigióse Bialik a aquella ciudad, y se compenetró allí de los horribles cuadros de bárbara destrucción y crueldad inhumana. Allí compuso su poema más famoso, “En la ciudad de la matanza”, primero en hebreo y luego en idisch, pues desde 1901 escribía también en este último idioma.

Wladimiro Jabotinsky, actual jefe de sionistas revisionistas, tradujo al ruso los poemas de Bialik, los que se difundieron en numerosas ediciones. Existen asimismo traducciones de Bialik en inglés, alemán, francés y español. Al alemán fue traducido por M. Milles. En francés, la editorial “Judaisme”, de Rieder, publicó un volumen de poemas escogidos, traducidos por Obadia Camhi. En castellano no ha aparecido hasta ahora ninguna recopilación de poesías de Bialik, si bien varias revistas judeoespañolas han insertado algunas de ellas; lo más completo que hay es el número que le dedicó JUDAICA, en ocasión de su fallecimiento, en el que entran varios trabajos sobre el poeta y algunas versiones realizadas por Rebeca Mactas Alpershon y Carlos M. Grünberg.

En 1909 visitó Bialik, por vez primera, la Palestina; regresó de allí decepcionado, en cierto modo, a causa de la actitud y el comportamiento de los colonos antiguos; este desaliento suyo halló expresión poética en su poema “Una rama fresca desplomóse, secándose, sobre el cerco”. Prosiguió luego su múltiple labor cultural escribiendo abundantes poesías, narraciones, canciones para niños y desplegando una activa labor en la editorial “Moriah”. En los primeros días de la revolución rusa de 1917, al fundarse en Moscú la casa editora Stibel, que empezó a publicar las grandes recopilaciones “Hatkufo”, bajo la dirección de David Frischman, Bialik dio a conocer en el primer volumen su admirable traducción hebraica de “Der Dibuk”, de An-sky.

Durante la guerra civil, cuando las bandas de Denikin se apoderaron por algún tiempo de Odesa, Bialik estuvo a punto de perecer: habían decidido ya fusilarlo, pero fue salvado por un sacerdote que vivía en la misma calle que Bialik y que lo conocía; el clérigo convenció a los oficiales de Denikin y logró la libertad de Bialik.

En 1921, gracias a la intervención de la intelectualidad rusa y a las gestiones de Máximo Gorki y de Lunacharsky, ex comisorio de instrucción pública, quienes tenían en alta estima a Bialik como artista, éste obtuvo para sí y para otros doce escritores hebreos la autorización para ausentarse de Rusia. Permitiéronle asimismo llevarse consigo una parte de los libros y matrices de la editorial “Moriah”. Este permiso le fue concedido pese a la encarnizada oposición de la entonces existente “Ievsektzie” (Sección Judía del Partido Comunista), la que no pudo impedir su partida, a pesar de todos sus esfuerzos.

Al salir de Rusia, Bialik quedosé un par de años en Berlín; allí apareció, en cuatro volúmenes, una magnífica edición completa de sus trabajos, originales y traducidos (“Wilhelm Tell” y “Don Quijote”) y allí se festejó también el quincuagésimo aniversario de su natalicio. Bialik, dicho sea de paso, no se hizo presente en el homenaje, pues no quiso aceptarlo; publicó con este motivo su célebre elegía “Encorvóse mi alma hacia el suelo”, en la que formuló reproches a los que hacían tanto alboroto en torno de él.

A partir de 1924 Bialik se radicó definitivamente en Tel Aviv, donde reanudó su múltiple actividad literaria y cultural. En compañía de Rabnitzky, de Schmariou Levin y de otros fundó la gran casa editora “Devir”, bella y perfeccionada prolongación de la extinguida editorial “Moriah”.

En 1926 visitó los Estados Unidos, en misión del Keren Hayessod. Fue recibido allí en forma triunfal; el cariño del pueblo judío por su gran poeta, compilador, estudioso, propulsor de la cultura y buen judío Jaime Najman Bialik quedó evidenciado no sólo en su viaje a los Estados Unidos, sino también, un par de años más tarde, en su extensa gira por numerosas poblaciones israelitas de Europa.

Agobiado por una enfermedad, trasladóse a mediados de 1934, a Viena, donde fue operado con éxito, pero poco después, el 4 de julio de ese año, fallecía en la capital austríaca, a consecuencia de su síncope cardíaco.

Además de sus obras poéticas, para grandes y pequeños, y de sus escritos en prosa (cuentos y ensayos), de su enseñanza verbal (conferencias), y de sus leyendas (de la época de David y Salomón, joyas admirables de la antiquísima historia judía) Bialik publicó, en compañía de Rabnitzky, la obra capital “El libro de las leyendas”, difundida en 30.000 ejemplares; una recopilación de las poesías de Salomón Ibn Gabirol, en siete volúmenes, y las de Moisés Ibn Ezra, en dos; una nueva edición de la Mischna, con un breve comentario escrito por Bialik, una introducción general y prólogos especiales para cada tratado; una serie de manuales para las escuelas primarias y secundarias.

Bialik dirigió durante algún tiempo la parte literaria de la revista de Ajad Haám “Haschiloaj” y participó activamente en los volúmenes “Reschumot”, publicados en Palestina.

Escribió también poesías y narraciones en idisch, y tradujo a esta lengua su “Libro de las leyendas”, y varios poemas suyos y de los grandes poetas hebreos de la Edad Media. En breve aparecerá una edición de sus poesías vertidas al idisch por I. I. Schwartz, con prólogo de Samuel Niguer.

(Con motivo del primer aniversario de su fallecimiento)

Publicación mensual “JUDAICA”

Director: Salomón Resnick

Buenos aires , julio 1935

Nº 25