Una pequeña reseña

Por: Belkis Rogovsky

A lo largo de toda su vida J. N. Bialik vivió en diferentes casas, pero su hogar natal ubicado cerca de Zitomir era el único recordado con nostalgia.

Sólo al llegar a Israel, en 1924, tuvo la oportunidad de habitar una casa de su propiedad.

Al cumplir cincuenta años, en 1923, fue publicada una edición completa de sus obras, lujosamente encuadernada en cuero e impresa en papel marcado con una filigrana referida a las fechas más importantes de la vida del poeta, además de contener grabados en madera del artista Yosef Budko.

Gracias al éxito obtenido, Bialik recibió una gran suma de dinero con la que compró un predio en la calle Allenby, en la ciudad de Tel Aviv, con el fin de construir su futura vivienda.

Bialik y su mujer Mania llegaron en 1924, encontrándose con una Tel Aviv que más que una ciudad se asemejaba a una pequeña aldea. En esos momentos la futura metrópoli contaba con 17 mil habitantes.

El trabajo de construcción comenzó después de haberse colocado la piedra fundamental contándose con la presencia de personalidades como el filósofo y escritor Ajad Haam, amigo personal de Bialik, residente en Tel Aviv desde 1922.

La compañía constructora encargada fue Solel Boné, supervisando el trabajo se encontraba el futuro primer ministro de finanzas del estado de Israel, Eliézer Kaplán.

El arquitecto encargado del proyecto Yosef Minor, esbozó un diseño en donde, claramente, se ensamblan los estilos árabe y europeo.

Es interesante señalar que a diferencia de otros arquitectos, Minor también diseñó cerramientos y mobiliarios, los cuales fueron realizados por el carpintero Abraham Krivitzky, futuro intendente de Ramat Gan.

La casa fue inaugurada en 1925 durante las celebraciones de Sucot o Fiesta de los Tabernáculos.

La casa del poeta era muy grande comparada con las que se construían en ese entonces en Tel Aviv, pero resultaba adecuada a la importancia que tenía Bialik dentro de la cultura hebreo sionista, pues era, al igual que en nuestros días, una figura central.

Al ser Bialik una figura pública su casa se veía continuamente asediada por una multitud de personas que se acercaba con diferentes intenciones. Algunos solicitaban consejos, otros recomendaciones de trabajo. Esto llevó a que el poeta colgara en la puerta de su residencia un cartel que decía: “El poeta recibe visitas sólo los lunes y jueves de 5 a 7 de la tarde”. A pesar de la estrategia utilizada, no cesó la afluencia de gente.

Bajo estas circunstancias Bialik decidió alquilar una casa en Ramat Gan y cambiar de vivienda.

A mediados de 1934, debió viajar a Viena para someterse a una intervención quirúrgica y falleció el 4 de julio de 1934.

Entre sus viajes al extranjero realizados por motivos oficiales o a causa de su enfermedad y sus vacaciones transcurridas en Jerusalem o Safed, Bialik no pasó mucho tiempo en su casa de Tel Aviv.

Cabe destacar que en esta casa sólo escribió los versos dedicados al 25º aniversario de la fundación de Tel Aviv. Todo lo demás fue compuesto durante sus viajes al extranjero.

Transcurridos tres años después de su muerte se creó la Asociación Bialik que tomó la responsabilidad de restaurar la casa y convertirla en un Hogar Nacional, una casa del pueblo de Israel en Eretz Israel y en la diáspora.

Shlomo Hillels, fue designado administrador de la misma.

Al ser restaurada, a pesar de las mejores intenciones, se cometieron algunos errores como destruir la habitación del poeta y su cocina.

Se pensó que lo más importante era preservar la biblioteca y su estudio, pues sus hábitos de alimentación y todo lo referido a sus costumbres hogareñas eran desconocidos.

La casa se abrió al público el 30 de junio de 1937.

La biblioteca guardaba aproximadamente 3500 volúmenes pertenecientes a su colección particular, además de archivos con alrededor de 300 manuscritos del poeta, obras de otros escritores y correspondencia mantenida entre Bialik y demás figuras públicas, así como también cartas personales.

La casa en definitiva era un museo en el cual se podían observar todas sus pertenencias.

Un año después, la casa nuevamente pasó a ser un importante centro de cultura en Tel Aviv.

Hillels desempeñó su cargo de administrador poco más de un año y luego lo reemplazó el periodista Moshé Unguerfeld.

Unguerfeld dirigió la casa durante 45 años, dedicándose a preservar y promover la memoria del poeta.

Durante su gestión, la biblioteca de investigación se convirtió en biblioteca pública.

En 1980 la biblioteca llegó a tener 60.000 ejemplares.

Como consecuencia del establecimiento de nuevas bibliotecas en las universidades de Tel Aviv y Bar Ilán, mermó la concurrencia a la biblioteca de Bet Bialik . Los libros comenzaron a deteriorarse al igual que la casa.

Con la muerte de Unguerfeld en 1983 llegó el final de una era en la historia de Bet Bialik.

En 1984 la municipalidad de Tel Aviv-Yafo tomó en sus manos la responsabilidad de renovar el edificio.

Jonatán Dubosarsky fue designado director de la casa de Bialik.

Los gastos fueron cubiertos por el Bank Leumi Le Israel y la Fundación Tel Aviv.

Finalmente en 1991 se reabrieron sus puertas.

Hoy día hay una exposición permanente sobre el poeta y su obra, además de una guía impresa para sus visitantes.

Desde su reapertura la casa vibra nuevamente.

Muchísimos estudiantes de todos los niveles y de todas las regiones de Israel la visitan diariamente junto a turistas de todo el mundo.

Lic Belkis Rogovsky