Pasó junto a mi faz

Por: Jaim Najman Bialik

Pasó junto a mi faz el aliento de tu rostro, oh D’s, y me abrasó,
el ápice de tu dedo conmovió, por un momento las cuerdas de mi

corazón:

lleno de pánico callé y reprimi el fragor de mi espíritu,
en mi interior languidecía mi corazón y mi cántico no se asomaba a mi
boca.

¿De qué modo me presentaré al santuario,
y cómo se purificará mi plegaria.
si mis labios, Señor, son una total abominación

y vienen a ser como labios de meretriz,
palabra no profieren que no esté maculada hasta sus profundas
raíces,
ni hay pensar ento que no sea objeto de perversión?
si mis labios, Señor, son una total abominación

y vienen a ser como labios de meretriz,
palabra no profieren que no esté maculada hasta sus profundas
raíces,
ni frase que no la corrompan unos labios pecaminosos,
ni hay pensar ento que no sea objeto de perversión?
Mis puras palomas las envié, por la mañana, a los cielos;
pero, al anochecer, volvieron convertidas en cuervos devoradores de
carroñas

lanzando unos graznidos horribles

y con piltrafas de carne putrefacta en su pico. Rodeáronme palabras clamorosas, ciñéndome como reunión de prostitutas, exornadas con aderezos de vanidad, acicaladas con belleza mentirosa,
con falso colorete en sus párpados,
pero con carcoma de crimen en sus huesos;
en sus flancos hijos adulterinos,
frutos bastardos de la pluma y del pensamiento;
su naturaleza es orgullo y crueldad,
lengua jactanciosa y corazón insensato;
florecen con flores de ortigas y zarzas;
no hay escapatoria ante ellos.
Todos los días, como si emanara de un vertedero,
asfixian con sus pestíferos olores.
¿Adónde me escaparé y de su tropel me salvaré?
¿quién será el serafín que purificará mis labios con la brasa de su
fuego?

Hacia los pájaros del campo saldré,
los cuales ante la aurora entornan cánticos
los cuales ante la aurora entornan cánticos,
o bien me dirigiré hacia la rueda de niños
que juegan inocentemente en la puerta;
iré y me mezclaré con ellos,

aprenderé su habla y su vocerío,
y así, con su pureza y el aliento de su boca,
aprenderé a purificar mis labios.

 

 

Traducción de José M. Millas y Vallicrosa
Sociedad Hebraica Argentina
Buenos Aires 1953